martes, 5 de febrero de 2008

del aborto

En tanto se trata de vida humana, discutir sobre eliminación de personas por nacer es discutir sobre derechos humanos. Se insiste en plantear el derecho de la madre en situación de gravedad en antagonismo con el derecho a la vida del niño en gestación cuya eliminación se admite, cuando hoy la neonatología aporta soluciones aún para los casos más extremos. ¿Porqué matar al niño en gestación si podemos lograr perfectamente que continúe su maduración fuera del seno materno, en una incubadora de última generación? Si se puede cuidar la vida de la madre y preservar al mismo tiempo la vida del niño, entonces, ¿porqué admitir su eliminación?.
Más allá de la dimensión moral que el tema presenta, estamos frente a un planteo esencial en el campo de los derechos humanos, que compromete a toda la sociedad civil, que debe reclamar al Estado una solución equitativa para los derechos en pugna, sin reconocer preeminencia de ninguna vida sobre otra.
Toda política de estado que admita la interrupción del embarazo sin procurar que la vida del niño en gestación sea adecuadamente preservada y asistida hasta su plena maduración es un instrumento macabro que lesiona los derechos humanos, y que en definitiva, pretende lograr un control poblacional basado en homicidios prenatales sistemáticos. Quienes la promuevan o la apliquen incurren en delito de lesa humanidad y deben ser juzgados y condenados por ello.

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