martes, 29 de abril de 2008

Lo que subyace al progresismo

En su pelea con el Campo, el gobierno ha recurrido entre otras cosas a las viejas (ya obsoletas) ideas de redistribución del ingreso, justicia socilal y otros fetiches por el estilo.
Como explica Ignacio Massun en su libro "Las Ideologías en el siglo XXI", el progresismo hunde sus raíces en la lógica marxista.
Cuando los partidos comunistas pro-soviéticos comenzaron a buscar aliados tácticos en todos los que desde distintas vertientes podían serles útiles a su causa comenzaron a hablar de “fuerzas progresistas”. Así se fue extendiendo esa palabra para referirse, desde el marxismo ortodoxo, a quienes sin serlo, contribuían al progreso de la “causa” del socialismo en el mundo.
La palabra con el tiempo fue asumida por muchas personas que sin ser, o sin atreverse a confesar su identificación con el marxismo, deseaban una sociedad que no fuera regulada por las leyes del marcado capitalista. Hoy, dentro de la palabra “progresismo” podemos ubicar desde marxistas ortodoxos que por diversas razones no desean confesarse como tales, hasta personas que simplemente desean que las personas mas pobres puedan vivir mejor. Podríamos llamar entonces “progresistas”, también a los socialdemócratas tradicionales y quizás hasta algunos liberales con preocupación social. Sin embargo, el verdadero progresismo siempre hunde sus raíces en la lógica marxista.

lunes, 7 de abril de 2008

Constitución, impuestos y "modelo de país"

Cada vez que se discute sobre los impuestos en general, y sobre retenciones a la exportación en particular, es común escuchar el argumento oficialiesta de que “la Señora Presidente está planteando un nuevo modelo de país, donde uno de los ejes centrales está en la redistribución de la riqueza”.

La “redistribución de la riqueza” no debe hacerla el Estado (excepto en una mínima proporción), debemos hacerla los ciudadanos que la producimos. Esto es lo que corresponde, y es también lo mas beneficioso para el desarrollo del país. Obviando lo que sucede cuando un funcionario tiene mucha plata ajena para distribuir, aún con buenísimas intenciones el Estado siempre redistribuye de una forma mucho más ineficiente que los privados. Esto es pobreza a futuro.
Igualmente, y aceptando por un momento que esta fuera la idea (la redistribución), debería hacerse mediante el Impuesto a las Ganancias, ya que es la forma más inteligente de hacer contribuir a los ciudadanos. Mediante retenciones se subsidia a toda la población (sin diferenciar ricos de pobres) y se castiga a los productores más pequeños y marginales. Si quedan dudas, solo hay que mirar lo que hacen países exitosos, ninguno aplica este tipo de impuestos (retenciones), ¿estarán todos equivocados?, o será que los argentinos sabemos mucho de economía…

No creo que debamos discutir el modelo de País, y menos aún que a la Sra. Cristina K le corresponda imponer el “nuevo modelo” a través de un impuesto fijado por un ministro. Este “modelo de país” está bien discutido y claramente expresado, se llama Constitución Nacional y debemos respetarlo, ya que incluye los acuerdos más básicos que debemos considerar todas las personas para llevar adelante nuestra vida en sociedad.

Si nos remitimos a nuestra Constitución Nacional (modelo de país), vemos claramente que los impuestos a las exportaciones son violatorios de la misma. Lo son doblemente; primero por la violación al derecho de propiedad claramente garantizado en la Constitución, dado el monto altísimo sustraído al que produce la riqueza (el dueño de la cosa, el que tiene derecho a usar y gozar de ella como le de la gana y con el sólo límite de no perjudicar a otro). Segundo, por la forma en la que se ha fijado esta imposición, que no ha sido aprobada por el congreso (o sea por los representantes del pueblo argentino), lo que es requerido expresamente por la Constitución.

Propongo que en lugar de discutir el “modelo de país” que ya está acordado, discutamos el modelo de gobierno, poniendo énfasis en los conceptos de Representación, República y Federalismo, todos ellos claramente definidos en nuestra Constitución Nacional, y a los que solo resta observar (y respetar) con acciones inteligentes, honestas y transparentes por parte del gobierno.